Encalada, la vida alrededor...
Esta casa está hecha de cuidado. Un cuidado que se percibe en el aire y la luz que da forma a sus estancias y patios, que juega con los arcos, acaricia la cal, la sal y el agua, que esconde el secreto del mortero ancestral de sus muros seculares.
Luz encalada del sur, calma de un Atlántico aún Mediterráneo, que se mezcla en el horizonte con las viejas leyendas de los piratas bereber, los milenarios mitos griegos y las historias de almadrabas romanas de garum, regadas con los vinos de las milenarias vides de Cádiz, una memoria ritual sentida en la esencia de todos los pueblos de las dos orillas, de uno a otro confín.
Encalada espera en el horizonte mecida por la brisa perfumada de la breña, sobre las viejas cuevas que habitaron sus primeros huéspedes. A la sombra de la piedra de tarifa, ostionera y caliza, despiezada por las sabias y curtidas manos del cantero, con las artes de las antiguas catedrales góticas, que viste sus manpostas y solerías. Y con encalada, la vida alrededor...